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¿Cuándo resignarse se convirtió en lo normal?

diciembre 29, 2014

El 2014, ha sido un año muy severo para el Venezolano de a pie, aquel ciudadano que sufre en primera persona los disparates de las políticas bolivarianas, sin importar tendencia política, clase social, nivel educativo ni raza. Para él, el país se ha convertido en un enorme patio de circo donde las situaciones que ocurren parecen sacadas de un mal libreto de telenovela, donde para sobrevivir es más fácil resignarse y convertir lo anómalo en lo normal.



Tanto chiste de mal gusto, logró que se perdiera la noción de lo correcto, de lo convencional, en fin de lo normal, aceptando cualquier cosa que se repita cómo la situación acorde a los nuevos estándares del hombre nuevo del siglo 21. De tantas muertes conocidas, solo Caracas cerrará con más de 5.000 caídos, ya solo se oye repetido cosas como «gracias a dios solo te quitaron lo material», consuelo entendido como correcto ante lo indefenso que se encuentra el Venezolano dentro de las fronteras de un país que fue… algo que parece que no volverá.

Todo esto porque hace unos días supe a través de unos amigos, situaciones que me hicieron ver que la percepción de lo normal esta distorsionada, pero para mayor nivel de distorsión no hablo de los seguidores del nefasto gobierno y su extraña visión de los logros socialistas, me refiero a personas que compartían una visión de país similar a la mía antes de mi partida y que parece que unos años han sido suficiente para cambiar el concepto de normal y resignarse a dicha situación como quien entiende que le toca vivir esa situación porque si.

La primera de las circunstancias normales de las que me entero, es que una gran amiga, espontánea, carismática y usuaria fiel a las Redes Sociales, ha cerrado su cuenta de la mayor red de amigos por miedo a represalias de los bandidos que secuestraron a un familiar directo hace un par de meses. Pudiese entenderse como paranoia si la percepción del popular Venezolano fuese otra, pero cada vez se ve como normal el restringir al máximo permitido lo compartido, lo visualizado o quienes pueden hacerse eco de cualquier cosa colocada en su perfil de dicha red. Puede ser una estupidez el ejemplo, una frivolidad tal vez, eso sí en el mundo fuese convencional tanto miedo a difundir cualquier cosa que nos acontece en nuestra vida. Se que algunos de los lectores dirán que no es para tanto, sólo es restringir qué, cómo y con quien se comparte que, aunque mí amiga decidió cerrar por completo su perfil. En otras partes del mundo no es normal tanto recelo, solo se usa lo que cada quien considere como sentido común.

En un breve espacio de tiempo, supe que una pareja amiga que había salido a disfrutar de unos días de vacaciones en una isla del Caribe, veía como normal dos circunstancias atípicas en toda regla. Primero, celebraban que habían comprado todo lo deseado a bajo costo en comparación a lo que se consigue, cuando se consigue en Venezuela por el tema de la escasez y la inflación galopante, es decir, es normal que al salir de Vacaciones se compre lo que no se consigue cotidianamente en nuestros supermercados, como puede ser desodorantes, champú, aceite de oliva, leche, sino que me digan tranquilos que como era de esperar tuvieron supervisión en la aduana de entrada a Venezuela pero que el chico «de pana y todo» solo pidio un chocolate… (pana=amigo). No sólo es normal tener que hacer las compras de productos de PRIMERA NECESIDAD en el extranjero sino que aun es más normal que te pidan soborno para dejar pasar las cosas. Quizás es sencillo desde la distancia criticar esta última postura, porque al fin y al cabo tu lo que deseas es poder pasar TUS compras, no se que hubiese hecho yo, pero si se, que para no resignarme por situaciones que no son normales, decidí emigrar aun antes que el país estuviese tan deteriorado como esta ahora. Mi inconformidad con esta forma de ver la situación, es que de manera pasiva se asume que es lo normal y que debe ser así, nadie dice nada, nadie protesta, nadie exige y si los propios dolientes no se imponen, poco se puede hacer desde fuera.

Pero no solo son las situaciones de personas conocidas la que hacen ver que la resignación se ha convertido el movimiento del 2014 para entender lo normal. Una situación que deja perplejo a cualquier ser humano que no esté acostumbrado con lo normal de la delincuencia fue el robo a más de 300 bañistas en playa Arapito por unos 15 hombres fuertemente armados que llegaron por mar, despojando por espacio de más de una hora de las pertenencias de valor sin la presencia aunque fuese por error de ninguna fuerza de la ley. Pero no es el único caso extraño, vemos a diario como un grupo de delincuentes fuertemente armados asaltan y/o roban comisarías policiales enteras con total normalidad.

Playa Arapito

Este último caso, al menos tuvo respuesta contundente por parte de los usuarios de
las redes y tiene que ver con la pérdida de una mascota por parte de una aerolínea nacional, y la tranquilidad como dicha empresa responde ante tal nivel de anormalidad y estupidez, sabemos que es normal que se pierdan equipajes, al menos a eso se resigna el pasajero nacional cuando viaja por aire, por lo que asumo que para la aerolínea el que en este caso se tratase de un ser vivo, la mascota de una familia, un miembro de la misma, no conlleva relevancia alguna.

 

Creo que cada situación inverosímil que ocurre en Venezuela viene dada porque ya no hay capacidad de asombro y que el pueblo ha decidido resignarse a todo para afrontar situaciones complicadas como si fuesen situaciones normales sin nada de extrañes. Aumento la delincuencia, la escasez, la corrupción, la inflación, los abusos a los derechos humanos básicos y disminuyo la capacidad de queja, mientras más nos resignemos como país más difícil será salir de estos inconvenientes. Si el 2014 fué el año de la resignación, ¿será el 2015 el año del despertar, de la libertad?

From → Sociedad

5 comentarios
  1. Muchos se auto-engañan y auto-consuelan con el :»Esto va a mejorar! el peo que se viene es muy arrecho ya están quebrados y no van a poder aguantar mas» o el: «De Febrero no pasa, unos generales de la Fuerza Armada se están reuniendo y andan planeando bla, bla, bla» y así han pasado años diciendo y autoengañandose.

    • Hola Michel.

      Gracias por la visita y por el comentario.

      Es muy cierto lo que comentas, una gran cantidad de Venezolanos se generan una vida paralela donde todo es bonito y no hay problemas… Cuanta desgracia… Y esos comentarios que dices lo vienen dando desde que comenzó el gobierno y parece que todavía falta mucho para que exista cambio.

  2. Ruben permalink

    Hola Monse,

    Interesante el tema de la resignación que tocas. De hecho, si bien muchos venezolanos manejan el concepto de la resignación para explicar la razón de sus penurias en el día a día cada vez somos más los que vivimos en este país con una visión diferente a la que planteas.

    El tema de la resignación implica la imposibilidad futura de cambiar tu realidad, lo cual hace que abraces de manera conformista lo que te ocurre, no obstante, cada vez más venezolanos están “aceptando” la realidad más que resignarse a ella. La resignación nos hará sufrir, ya que seguimos esperando que la situación sea de otra forma y no como es en la actualidad (resiliencia negativa).

    Cuando acepto la situación puedo responsabilizarme de la realidad que estoy viviendo y adoptar una actitud constructiva. Resignarme implica lamentarme y adoptar el papel de víctima, quejándome de mi destino. La aceptación me permite cambiar mi actitud ante estos hechos y lo que decido hacer a partir de ellos.

    Para ponerlo en términos “terráqueos” te doy el siguiente ejemplo: mientras muchos venezolanos hacen colas interminables diciendo “que otra queda” en la misma cola hay muchos otros que exactamente con la misma necesidad ven la oportunidad de expresar el descontento y fomentar la reflexión entre la gente, al mismo tiempo estudiantes reparten panfletos en la cola e incluso hasta café han repartido de madrugada para poder acercarse a la gente y motivarla a movilizarse.

    ¿Qué quiero decir con esto?… que obviamente los que vivimos en el país tenemos que pasar muchas veces por las penurias del desabastecimiento, inseguridad o inflación, pero el hecho de que lo aceptemos no significa que nos resignemos a ellas. la Sra. Que le compra leche a un buhonero a 5 veces su precio claro que sabe que “no es normal” pero también entiende que esa es la única forma de suplir esa necesidad real que tiene su hijo, no obstante, si se moviliza y ejerce su derecho a la protesta (que implica un riesgo mucho más alto en Venezuela que en otros países) no está asumiendo una actitud de resignación ante el problema.

  3. Damy permalink

    El 2014 fue un año muy difícil en Venezuela, a nivel personal me afectó profundamente y desde que regresé de mi primer intento de emigrar en el 2010 solo vi las cosas desmejorar, para mí esos 4 años que pasaron antes de que decidí emigrar de nuevo fueron nefastos, los recuerdo con mucha tristeza yo solo tenía miedo de dejar de nuevo el país, de dejar mi trabajo, de dejar todo lo conocido y de arriesgarme, pero cuando enfrenté mi miedo y salí de mi zona de confort pude comprender muchas cosas, pude entender que el miedo al cambio es un impedimento muy grande en la vida, el miedo al cambio te estanca, no te deja crecer. Creo que muchos Venezolanos ahora sienten ese miedo, tienen miedo de dejar todo lo conocido, su forma de ganarse la vida, su hogar, sus costumbres, sus amigos, su familia…Pero también yo me di cuenta que no tenía mucho que perder…la Venezuela en la que había crecido ya no existía y no iba a volver en mucho tiempo, por eso decidí irme.
    También el punto que tocas en tu escrito lo viví, ese de la resignación en muchas personas a mi alrededor, eso de alegrarse por conseguir cosas que en otro lugar son normales…creo que el Gobierno quiere imponer esa mentalidad en la gente, darte las migajas y que a parte te sientas agradecido…la idea de lo que escribo es que tal vez esto sea de utilidad para alguien más que lea tu blog y que como yo, haya sentido el miedo inmenso de irse de Venezuela, es un miedo tan fuerte que es pánico y el pánico te paraliza, yo lo ignoré y me armé de valor y ahora estoy muy contenta, muy en paz.
    Creo que no todas las personas están hechas para emigrar, pero las que no lo hacen por un miedo pasajero a lo desconocido están en un error, salir de la zona de confort solo te fortalece y te enseña, pero se que mas fácil es no cambiar…hay que armarse de valor, igual tanto para vivir en Venezuela como para vivir afuera, saludos..

    • Hola Dami.

      Gracias por la visita pero sobre todo gracias por compartir tu experiencia, puede ser de utilidad para otro que desee emigrar.

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